REMODELACIÓN | Abrió esta semana
Daniel Utrilla (corresponsal) | Moscú
¿Es venta o castillo?, se preguntaría Don Quijote sin tenerlo del todo claro ante la espigada fachada del hotel Ucrania, una solución intermedia entre fortaleza transilvana y rascacielos de Gotham City.
El hotel Ucrania de Moscú, levantado entre 1949 y 1957 como uno de los siete rascacielos o ‘tartas de boda’ del estalinismo, acaba de reabrir sus puertas tras someterse a una delicada operación quirúrgica. La colosal y austera ‘posada’ soviética es ahora un imponente hotel de lujo que conserva restos de la estética bolchevique como si fueran valiosas piezas de museo de un pasado faraónico.
Bajo la batuta del grupo hotelero Rezidor, el hotel de origen soviético ha sido ‘corroído’ por el lujo. Su remodelación ha durado tres años, costó 300 millones de dólares y ha sido supervisada con lupa por el departamento de Patrimonio Histórico y Cultural de Moscú, que en 2005 lo declaró monumento histórico y lo privatizó en una subasta pública. Aunque no perderá su nombre original, el hotel se presenta como un eslabón de la cadena Radisson Royal.
El edificio fue comprado por 275 millones de dólares pero la operación incluía una condición: que sus nuevos amos lo sometieran a una cuidadosa reforma que conservara su inconfundible fachada.
Obra del arquitecto Arkadi Mordvinov, el Ucrania sigue siendo el hotel más alto de Europa con sus 206 metros de altura. La estética soviética está presente en la ‘carcasa’ (con gigantescas molduras y bajorrelieves de espigas y estrellas de cinco puntas), en las esculturas broncíneas de obreros y campesinos, y en los 1.200 cuadros que cuelgan en las habitaciones, la mayoría óleos de paisajes de la primera mitad del siglo XX. También se ha restaurado el fresco circular (10 metros de diámetro) del techo del hall, una joya del realismo socialista que representa una bucólica composición campesina en la Ucrania soviética.
Sin embargo, nada queda del hotel en sí, de aquellas habitaciones pequeñas de muebles rancios y alfombras rojas que caracterizaban al Ucrania. Hoy la habitación presidencial vale 500.000 rublos (unos 13.000 euros), mientras que la más barata no baja de 20.000 (510 euros).
“En la época soviética la comodidad era considerada algo burgués”, aclara la guía, una joven rubia cuyo porte espigado no cuadra con el canon musculoso de las esculturas de bronce que representan a fornidas madres y campesinas, hoy apostadas junto a las tiendas de marcas de lujo que se insinúan por todo el hall.
Durante la era comunista, los visitantes que accedían al hall monumental del Ucrania creían haber penetrado en el Kremlin o en la ópera. Sin embargo, la ‘grandeza’ del vestíbulo (que se conserva casi como antaño) era la antesala a un mundo pequeño: una vez instalado en las habitaciones el ciudadano soviético se sentía como en casa, con la cama y el mobiliario espartano comprimidos en pequeños y austeros habitáculos.
La reconstrucción del Ucrania ha seguido una filosofía contraria a la de las ‘komunalkas’ (las viviendas comunales que el poder soviético obtenía troceando los espaciosos palacios aristocráticos para dar cabida a varias familias). Ahora se han tirado tabiques para fusionar los modestos habitáculos, dando lugar a números de amplitud aristocrática.
Sin modificar su superficie total (88.574 metros cuadrados) la remodelación ha reducido el número de habitaciones de más de mil a 505, cada una de ellas dotada con óleos exclusivos.
El estalinismo arquitectónico del hotel Ucrania vuelve a Moscú
El legendario hotel Ucrania, uno de los siete rascacielos estalinistas de la capital rusa, acaba de abrir sus puertas después de tres años de cuidadosa restauración para ofrecer a sus clientes un verdadero festín de realismo socialista. El más rebuscado lujo capitalista se da cita con el clásico arte socialista soviético en esta majestuosa torre del llamado estilo “imperio estalinista”, de 35 plantas y 206 metros de altura con la aguja, que fue en su día el hotel más alto de Europa.
El emblemático edificio del arquitecto Arkadi Mordvínov, construido a mediados de la década de 1960 del siglo pasado, fue declarado por el Ayuntamiento en 2005 monumento histórico y privatizado en una subasta pública cuyas condiciones incluían una respetuosa reforma. Los propietarios desembolsaron 275 millones de dólares en la compra del hotel y otros 300 millones en su reforma, que se realizó durante tres años bajo supervisión del departamento de Patrimonio Histórico y Cultural de Moscú.
“Durante esos tres años se realizó una restauración detallada de las fachadas y de los elementos más valiosos del decorado interno y de los interiores que son considerados patrimonio cultural e histórico de Moscú”, explica la portavoz del departamento de Reconstrucción Monumental de la capital, Nadezhda Spiridónova.
SOCIEDAD
Un cinco estrellas bolchevique
Reinauguran en Moscú el Hotel Ucrania, cumbre de la arquitectura estalinista
MIGUEL ARTAZA | BILBAO.
El Hotel Ucrania, uno de los más bellos ejemplos del clasicismo arquitectónico soviético, reabrió ayer sus puertas después de un proceso de restauración que se ha llevado a cabo bajo supervisión del departamento de Patrimonio Histórico y Cultural de Moscú a lo largo de los tres últimos años, y cuyo presupuesto ha superado los 300 millones de euros. El más rebuscado lujo capitalista se da cita con el clásico arte socialista en esta majestuosa torre de 35 plantas y 206 metros de altura, que fue en su día el hotel más alto de Europa, levantado al estilo de los grandes edificios construidos durante los años 40 y 50 y que ha dado en llamarse ‘gótico estalinista’.
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