DIARIO DE VIAJE :: BELGICA
Considerada una de las ciudades medievales mejor conservadas, deslumbra con sus callejuelas, los canales y los magníficos edificios góticos.
Diego Marinelli
ESPECIAL PARA CLARIN.
En el comienzo de la película “Alatriste“, en la que Viggo Mortensen hace de soldado castellano del siglo XVII, aparecen unos cuantos paisajes del Flandes medieval, un sitio brumoso y helado, que era una especie de maldición para los ejércitos españoles de la época, que se veían obligados a combatir para gloria de su rey en aquellos parajes tan lejanos de las soleadas costas del Mediterráneo.
Las escenas están muy logradas y no es porque los productores de la película se hayan esforzado mucho. Es que Flandes, en un sentido pictórico, es muy parecido a cómo era en la Edad Media. Sólo hace falta plantar la cámara junto a una carretera cualquiera y desde los campos pantanosos parecerán estar a punto de emerger tipos con arcabuces y espadas. Lo mismo pasa con sus ciudades, en las que la impronta medieval no constituye una puesta en escena turística, sino que forma parte del paisaje de la vida cotidiana.
Brujas, la capital del Flandes Occidental, es un excelente ejemplo de esta sensación de “pasado-presente” que se tiene al pisar esta región fronteriza entre Bélgica y Holanda. Situada a apenas 90 kilómetros de la no menos encantadora Bruselas, Brujas es uno de los destinos turísticos más visitados de Europa gracias al encanto de su casco histórico, un conjunto de edificaciones en el que predomina el estilo neogótico, que ha sido declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco.
vía Días de brujas.
Mejillones y mucha cerveza
LA BUENA MESA
Brujas es un sitio ideal para disfrutar de la tradición culinaria belga. Si existe un plato nacional, este sería sin dudas el moules-frites (mejillones con papas fritas) que se sirve en casi cualquier bar o restaurante, a modo de comida rápida. Otra buena opción para un tentempié al paso son los sándwiches de diferentes clases de salchicas que se ofrecen en los puestos ubicados junto a la entrada del campanario del Hallen, en el centro de la ciudad. Más elaborados, como para una cena de alto vuelo, son platos emblemáticos como el lapin à la Gueuze (conejo fermentado en cerveza Gueuze), el Stoemp (un puré de papas, verduras y salchichas) y los guisos flamencos (que llevan trozos de carne de ternera condimentados con hierbas aromáticas). Muy sabrosa es la versión belga del típico plato francés boeuf bourguignon, que en vez de con vino tinto se prepara con cerveza.
Es que Bélgica es famosa por la calidad de su cerveza. En los bares que rodean a la Grote Markt es posible encontrar una abanico sorprendente de variedades, entre las que se destaca la Lambic, elaborada con una mezcla de trigo y cebada, que es la preferida por los locales.
Brujas en Wikipedia
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