Por Por Paula Baldo
Láminas con planos y renders de los proyectos decoran las paredes de salas y pasillos en el estudio de KLM. Infaltables: una enorme biblioteca, maquetas de estudio y el “ladrillo” del Código de Edificación a mano. Federico Kelly, Paula Lestard y Hernán Maldonado se formaron profesionalmente bajo el rígido esquema de la “arquitectura de partido”, una forma de proyectar en la que una idea fuerza que guía todas las decisiones proyectuales. Luego no se encontraron cómodos dentro del corsé de su etapa académica. Hoy se sienten parte de una generación capaz de aportar otra visión: “Trabajamos de una manera diferente al concebir el proyecto, con más matices, más valores de grises, más experimental”, explican los socios juntos desde 1997.
Esa revisión proyectual se inició varios años después de haber terminado la cursada en la UBA y a la par de su actividad docente. En el año 2003, Paula y Federico partieron a España para realizar un master en arquitectura en la Universidad de Navarra. “Después de 7 años de habernos recibido necesitábamos revisar lo que veníamos haciendo”, explica Paula. Así se embarcaron en la rica experiencia de vivir, estudiar y trabajar durante dos años en otro país.
“Entrar en contacto con otros alumnos y profesores te obliga a replantear tus ideas, aprender a no estar tan seguro de todo, pensar que las cosas podrían ser de otra forma”, relata Federico. Ambos pudieron tomar contacto con arquitectos de la talla de Rafael Moneo, Patxi Mangado y João Alvaro Rocha, entre otros.
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